En efecto, para disfrutar plenamente del efecto 3D, no solo se necesita una buena agudeza visual en ambos ojos, sino que, además, estos tienen que trabajar juntos de una manera coordinada. Por esta razón, las personas con ojo vago, estrabismo y, en general, aquellas que tienen una visión mucho peor en un ojo que en otro experimentan dificultades a la hora de percibir el efecto tridimensional o padecen síntomas como dolores de cabeza. De hecho, tras salir del cine, no son pocos los que se dan cuenta de la necesidad de visitar cuanto antes al óptico-optometrista.

¿Cómo funciona?
Los dispositivos 3D separan las imágenes en dos, de tal modo que una es vista por un ojo y la otra por el otro. Él cerebro luego las interpreta y fusiona obteniendo una sensación de profundidad. La separación de ambas imágenes se suele conseguir mediante esas gafas especiales que todos conocemos, denominadas gafas anáglifo. Algunos dispositivos están diseñados para usarse sin gafas, aunque, para obtener el máximo efecto, resulta necesario mirar al dispositivo desde un cierto ángulo.